El final del verano no significa olvidarse de tu piscina
Hay algo melancólico en ese último baño del verano. El agua sigue siendo agradable, pero el aire ya no acompaña. Empiezan a caer las hojas, las tardes se acortan… y sabes que, durante un tiempo, la piscina dejará de ser el centro del jardín.
Ahora bien, cerrar la temporada no significa darle la espalda. Todo lo contrario. Es precisamente en este momento cuando merece un poco más de atención. Porque el modo en que prepares tu piscina para el invierno puede marcar una diferencia enorme cuando vuelva el calor.
No se trata de complicarse la vida. Se trata de dejarlo todo en orden, con mimo, para que en unos meses solo tengas que retirar la cubierta, ajustar un par de cosas… y volver a disfrutar como si nada.
¿Por qué es importante preparar la piscina para el invierno?
Puede parecer tentador dejarla tal cual y ya se verá en primavera. Pero la realidad es que una piscina mal invernada se traduce en agua verde, manchas en los revestimientos, piezas dañadas por las heladas… y más trabajo (y gasto) del que imaginas.
El agua estancada, si no se trata, se convierte en un caldo de cultivo perfecto para algas y bacterias. Las tuberías pueden sufrir si el agua se congela. Y la suciedad acumulada —hojas, tierra, insectos— no solo afea el vaso, también puede afectar al sistema de filtrado.
La buena noticia es que, con una preparación adecuada, todo eso se puede evitar. No hace falta un despliegue técnico ni grandes inversiones. Solo seguir unos pasos, tener a mano los productos adecuados y dedicarle un ratito antes de que llegue el frío de verdad.
Checklist esencial para dejar la piscina a punto antes del frío
Si algo funciona bien en este proceso, es tenerlo claro desde el principio. Una especie de ritual de cierre de temporada. Aquí va el checklist que recomendamos seguir:
- Limpieza a fondo: El primer paso es siempre dejar la piscina impecable. Paredes, fondo, skimmers, cestillos… todo. Un limpiafondos automático ayuda, pero no sustituye al repaso manual. La idea es que no quede nada que se pueda pudrir o degradar con el tiempo.
- Ajustar el pH: Tan importante como la limpieza es equilibrar el agua. El pH debe estar entre 7,2 y 7,6. Si está fuera de rango, los productos invernadores no harán bien su trabajo.
- Cloración de choque: Una buena dosis de cloro rápido permite eliminar microorganismos antes de “cerrar” la piscina. Se recomienda dejar la depuradora funcionando varias horas tras aplicarlo para que se reparta bien.
- Añadir invernador: Es un producto específico que evita el crecimiento de algas y bacterias durante los meses fríos. Se aplica con el agua limpia y equilibrada. Normalmente, bastará con una segunda dosis hacia mitad del invierno si el clima es templado.
- Bajar el nivel del agua (si vas a cubrirla): Sobre todo si se usa una cubierta flotante o de burbujas, conviene dejar el agua unos centímetros por debajo del skimmer.
- Proteger las instalaciones: Válvulas cerradas, tubos vacíos si hay riesgo de heladas, y filtros bien lavados. En algunos casos, se colocan flotadores invernales dentro del agua para evitar daños por expansión si llegara a helar.
- Programar la depuradora (o dejarla parada): Dependerá del tipo de invernaje que elijas: activo (con filtración ocasional) o pasivo (con la piscina totalmente parada). Ambas opciones son válidas si se hacen bien.
¿Cubrir o no cubrir? La eterna pregunta de octubre
Es uno de los grandes debates cuando llega el cambio de estación: ¿vale la pena cubrir la piscina? La respuesta, en la mayoría de los casos, es sí. Una cubierta —aunque sea básica— reduce la suciedad, protege el agua de la luz solar (clave para evitar algas) y mantiene el equilibrio del agua por más tiempo.
Las hay de muchos tipos: desde las sencillas coberturas de lona hasta sistemas automáticos que se recogen con un mando a distancia. Incluso cubiertas altas que permiten seguir usando la piscina en invierno si está climatizada.
¿La mejor opción? La que encaje con tu presupuesto, espacio y tipo de uso. Pero si no vas a utilizar la piscina durante meses, dejarla sin cubrir es casi garantía de tener que rehacer todo el trabajo en primavera.
Trucos que marcan la diferencia y evitan disgustos en primavera
A veces, un pequeño gesto extra puede ahorrarte más de un quebradero de cabeza. Aquí van algunos consejos prácticos que suelen funcionar:
- Si usas productos invernadores líquidos, repártelos bien por toda la superficie. No los viertas solo en un rincón.
- Aprovecha un día sin viento para colocar la cubierta. Parece una tontería, pero te evitará peleas con las esquinas que se levantan.
- Anota en un papel la fecha de aplicación del invernador. Así no te olvidas de reforzarlo si es necesario a mitad de temporada.
- Si hay mucha vegetación cerca, revisa de vez en cuando la cubierta y retira hojas acumuladas. No pesa hacerlo… y evita que se hundan.
- Y sobre todo, no esperes a que llegue el frío de verdad. Octubre suele ser el mes perfecto para dejarlo todo listo.
Porque preparar la piscina para el invierno no es un castigo. Es un gesto de cuidado. Una manera de decir: te dejo descansar, pero volveremos a vernos. Y cuando llegue el momento, todo estará en su sitio.